jueves, 22 de marzo de 2012

Mitos sobre el suicidio en el Trastorno Bipolar


Escrito por Beatriz Sarrión Soro

En la prevención del suicidio hay que tener en cuenta los mitos relacionados y las ideas erróneas sobre el tema y que pueden entorpecer la prevención del mismo.

1. Mito: Los que hablan sobre suicidio no lo llevan a cabo.
Hechos: De cada 10 personas que se suicidan, 8 habían advertido de forma clara sus intenciones suicidas. Los intentos de suicidio siempre deben tomarse en serio. No hacerles caso y verlos como un acto para llamar la atención puede tener consecuencias devastadoras. La verdad es que las personas que hablan de suicidarse están hablando en serio, y pueden estar dando pistas o señales oportunas de sus intenciones.

2. Mito: El suicidio se produce sin previo aviso.
Hechos: Los estudios realizados muestran que las personas suicidas proporcionan muchos indicios y advertencias sobre sus intenciones suicidas. El suicidio puede ser prevenido, pues casi nunca es impulsivo. Aunque hay un porcentaje de intentos impulsivos, suelen ser no letales. La mayoría de los suicidios son planificados. En ocasiones hay indicadores indirectos (p.ej. modificar sin un motivo claro el testamento).

3. Mito: Las personas suicidas con Trastorno Bipolar (TB) están decididas a morir.
Hechos: La mayoría están indecisas entre vivir o morir. Las personas con TB se suelen sentir desesperadas, como si ningún aspecto de su vida pudiera llegar a mejorar. Algunas personas desean morir. Pero, la mayoría de las personas con TB desean liberarse de las circunstancias intolerables de su vida y del dolor emocional, mental y físico que acompaña a la depresión. La verdad es que las personas que consideran el suicidio, a menudo, tienen una visión en túnel: en medio de su dolor se encuentran cegados para ver alternativas posibles.

4. Mito: Una vez que una persona está en estado suicida, lo estará siempre.
Hechos: Las personas que desean quitarse la vida están en estado suicida sólo por un tiempo. Los impulsos suicidas están relacionados con la sintomatología del TB, cuando se controla el episodio, los pensamientos suicidas disminuyen y el estado de ánimo mejora.

5. Mito: La mejoría después de la crisis suicida viene a significar que el riesgo de suicidio se ha superado.
Hechos: Son muchos los suicidios cometidos al cabo de 3 meses de comenzada la mejoría, cuando la persona tiene la suficiente energía como para poner sus ideas en práctica. Uno de los factores de riesgo que existen es que el paciente haya estado hospitalizado recientemente. Las personas que ya lo han intentado están a menudo en un riesgo mayor de terminar lograrlo. Un intento de suicidio es un grito pidiendo ayuda y un aviso de que algo anda mal. Hasta un mes después de un intento de suicidio el riesgo de repetición es elevado, en torno al 40%.

6. Mito: El motivo del suicidio se puede establecer fácilmente.
Hechos: La verdad es que es muy difícil entender por qué una persona decide suicidarse. Los sentimientos, los pensamientos y las conductas que constituyen la desesperación que conducen al suicidio aún no se comprenden bien. Las razones que llevan a un individuo al suicidio pueden ser diversas: intento de escapar de una situación dolorosa, duelo, autorechazo de sí mismo, sensación de falta de opciones, etc.

7. Mito: Todos los enfermos de TB que comenten suicidio están deprimidos.
Hechos: La mortalidad entre los pacientes de Trastorno Bipolar, es alrededor de 3 veces mayor que la de la población general. En contra de lo que se piensa, el enfermo de Trastorno Bipolar no sólo corre el riesgo de suicidarse durante la fase depresiva, puesto que alrededor de la cuarta parte de los suicidios tienen lugar durante un episodio mixto o maníaco. Los suicidios en los Trastornos Bipolares ocurren con mayor frecuencia al comienzo de la enfermedad, y son mucho menos probables, cuando el sujeto lleva ya unos años de evolución. Es importante recordar que algunas personas con TB se matan por accidente o por un impulso durante un episodio maníaco.

8. Mito: El suicidio es influido por las estaciones del año, la latitud y las condiciones climatológicas en general o los días de la semana.
Hecho: No hay datos suficientes para sostener estas creencias.

9. Mito: Pensar en el suicidio es algo más bien raro.
Hecho: Estimaciones hechas sobre estudios realizados con muestras no clínicas, sugieren que la idea del suicidio está presente desde un 40% hasta un 80% de la población. Esto significa que han pensado al menos una vez en la vida en la idea del suicidio.
Los pensamientos y sentimientos suicidas son una parte del TB, una parte conectada con sus mecanismos biológicos y genéticos. Sabemos que los niveles de serotonina son más bajos en el cerebro de personas que cometen suicidio o que lo intentan. En otras palabras, los impulsos suicidas están relacionados con la neurofisiología del trastorno.

10. Mito: Preguntarle a una persona sobre sus ideas de suicidio, puede llevar a que la persona realice un intento, que no se hubiese dado si no se le hubiese preguntado.
Hecho: El hacer la pregunta es conceder un permiso a la persona para que hable sobre algo que puede considerar como un secreto inconfesable. De hecho, muchas personas se sienten más aliviadas al poder exponer sus ideas sobre el suicidio. Hablar del suicidio no induce a cometerlo. Siempre que se sospeche que pueda haber ideación autolítica, hay que inducir a la persona a que lo exprese. La persona suele sentir alivio al sentirse entendida y aceptada.
Quienes escuchan al deprimido hablar sobre las ideas de muerte tratan, en ocasiones, de eludir el tema en la creencia de que tratar las ideas de suicidio pueden provocarlo. En realidad, hablar abiertamente del tema puede representar un alivio para el paciente y una oportunidad, para quienes tratan de ayudar, de conocer el grado de fuerza que tienen tales ideas y la ocasión de clarificar objetivamente la situación


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